
Todos los años, cuando empieza la publicidad de universidades, se me revuelve el estómago. Porque son como las hormigas, ves una, después dos, y no te das ni cuenta y dos días después hay miles. Cada una más imbécil que la anterior.
Hay menciones honrosas para el de la UCINF (con la gente mal recortada emergiendo desde debajo de la hoja oficio que parece ser la pieza, tratando sin éxito de alcanzar el logo de la universidad, una especie de homenaje a la publicidad antigua de Louis Vuitton, que vi en un trabajo de semiología hace años, no es que siga la publicidad de ese tipo de marcas por las que no tengo ningún interés), la Universidad Mayor (y su campaña a la National Geographic, y en la que las mismas cuatro personas cambian de carrera de pieza en pieza), y la Universidad Central (esa que es como campaña de Reality, con gente sebosa y más photoshopeada que fotolog cola).
Pero lejos el premio (¿limón?) se lo lleva la Universidad de Concepción, que muestra cómo sus alumnos crecen. Literalmente. En serio. Es cosa de mirar a la jovencita de la foto adjunta. Claro, ella es de cuarto año, por eso es de ese porte. Pero algún día, los mechones que pasan junto a ella serán igualmente gigantescos y podrán hacer cosas de gente muy grande. Así que gracias, Universidad de Concepción, por destacar dentro de la usualmente latera guerra de las universidades (mucho más interesante que la guerra de las teleseries, por lo demás... a menos que alguien haga una teleserie de gente gigante, ahí cambia la cosa).
beso!
el ignacio